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viernes, 28 de abril de 2017

Patrimonio Industrial Inmaterial: Fiestas Obreras de Mayo

USOS SOCIALES, RITUALES Y ACTOS FESTIVOS  DE RIÓPAR

1 de Mayo: San José Obrero, fiesta patronal de El Laminador

El 1 de Mayo, fecha vinculada a la lucha internacional por los derechos obreros, se transforma en Riópar en fiesta patronal de la aldea industrial de El Laminador (San José Obrero y Artesano). Su chimenea en pie recuerda uno de los núcleos fabriles de mayor actividad de las Fábricas. Cuentan sus últimos habitantes que “con Franco”, había toque de queda a las 10 de la noche, marcado con el sonido de la campana de la entrada al recinto rectangular cerrado de sus viviendas y talleres. 


El antiguo laminador, hoy desaparecido, del edifico de la Armadura. 
Fuente: Archivo Histórico Fábricas de Riópar

El Laminador, situado al pie de las minas de cinc, produjo multitud de planchas metálicas para el forrado de navíos de la Marina Española durante el siglo XIX. Se trata un ejemplo único en Europa de la arquitectura fabril de los siglos XVIII y XIX; este conjunto de viviendas y talleres, que incluye escuela y taberna, conserva aún su forma original: una antiquísima colonia industrial, en su origen, pueblo minero.


La fiesta se abre por la mañana  con una misa al aire libre en honor del patrón, el santo “que calla y obra”. Después, la imagen del San José se lleva en procesión alrededor del interior del recinto fabril.

Fiestas de El Laminador, 2012 (Foto: M.Vera)
Tras la misa y procesión tradicionales, se cantan y bailan jotas. La música es otro de los grandes depósitos de patrimonio inmaterial, desde la sutileza u obviedad de sus letras a las cadencias sonoras que acompañan cada tipo de verso o composición. Los platillos de latón están fundidos “en la fábrica”.  Después de la misa comienzan los juegos tradicionales de las fiestas de la aldea, con protagonismo de la bicicleta, en los que participan niños y mayores. El actual estado ruinoso de la aldea, la falta de atención de las administraciones responsables (su titularidad es privada, pero está declarado Bien de Interés Cultural -como parte importante del Conjunto Histórico Industrial de las Fábricas de Riópar-, lo que debiera obligar a su mantenimiento), y la falta de iniciativa de la Iglesia ha dado como resultado el abandono de esta fiesta, íntima expresión de la identidad fabril de Riópar. En la cercana aldea Casa de la Noguera (de fundación anterior a la de las Fábricas), sin embargo, existe una tradición que se mantiene muy viva:

3 de Mayo: el Baño de la Cruz y Los Mayos

La Casa Noguera, enclave del Molino que construyó el fundador de las Fábricas de Riópar en el siglo XVIII, mantiene muy viva una traición relacionada con el rito de la bendición de las aguas, por medio de la inmersión en ellas de la Cruz de Caravaca, fundida por nuestros maestros metalúrgicos. La Compañía Metalúrgica de San Juan de Alcaraz adoptó esta cruz como marca de fábrica en 1889. La festividad de La Cruz es el día grande del vecino pueblo de Caravaca de la Cruz, donde primigeniamente “todo se realizaba en este día, bajando en procesión la reliquia a primera hora de la mañana hasta el templete para verificar en él la ceremonia y tras la misma regresar rápidamente hasta el santuario, concluyendo todo a medio día”; esto es exactamente lo que se continúa haciendo hoy en La Casa Noguera. 

La cruz que se baña actualmente está fundida en latón en años recientes, y muestra una imagen de la Virgen María y la pareja de ángeles involucrada en el mito del milagro eucarístico de Caravaca. Sin embargo, según se recuerda, la que se venía usando “heredada de las abuelas”, se parece más a la que conserva el Museo del Traje y Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico: una cruz patriarcal de bronce  del siglo XVIII,  sin ángeles, dedicada en el anverso a San Juan Bautista.



Cruz de bronce dedica a San Juan Bautista, (s.XVIII), y cruz de latón en uso en Riópar. 
Fuente: Museo del Traje y CIPE y familia de Maximiliano Lozano


Son los propios vecinos los que disponen y adornan el altar con flores, hojas y objetos de sus propias casas. Una tradición no exenta de humor: encima de la Cruz se coloca una manzana, a la que dicen “el pero”. De este modo se adelantan a que algún vecino quiera “ponerle peros” a cómo se ha vestido el altar ese año.

Lavadero de Casa Noguera, con sus caños de latón
de la Fábrica, donde se baña la Cruz de Mayo
La fiesta de la Casa Noguera es también conocida como Los Mayos, ya que tras el baño de la Cruz se cantan los Mayos y folías  de la Casa Noguera, acompañados principalmente de laúdes y objetos caseros como almireces de bronce. Después se toca y baila en la plaza. 

La celebración de los Mayos es propia de pueblos cuyo ciclo de vida se halla fuertemente marcado por el transcurso de las estaciones; en toda Europa existen variantes similares de la misma festividad. Tiene una connotación ritual, dedicada antiguamente a la diosa primaveral (Maia o Afrodita)- hoy a la Virgen María; o a los árboles, simbolizado hoy con la cucaña: un palo adornado y ensebado por donde se trepan los hombres (uno de los juegos de la fiesta de El laminador -donde hace no muchos años también se bañaba la Cruz- que se ha perdido con los cambios de formas de vida). 

También se relaciona con el agua (ritos arcaicos de purificación) y San Juan Bautista. El 30 de Abril se “atan las sogas”: los hombres adornan las calles del pueblo. Y el día 3 se “echan” los Mayos a las mujeres jóvenes. 
Danzas de la Cruz de Mayo

En ella se va describiendo (y exaltando) poco a poco el humano cuerpo de la Virgen, y se insertan los nombres de las nuevas parejas, animando al amor; tiene la peculiaridad de conservar folías, estrofas con una musicalidad arcaica que se cantan al final con voces muy agudas y ritmo más rápido, que en el caso de La Casa Noguera añaden un toque de humor en sus letras y se prestan a la improvisación, a diferencia del Mayo central. 
La letra de los Mayos y folías  de la Casa Noguera puede escucharse, gracias a la labor de la Universidad de Castilla-La Mancha, aquí




[1] La fecha conmemora la muerte de varios obreros de una fábrica norteamericana (los “Mártires de Chicago”) a manos de los patronos en 1886. Pedían la jornada laboral de 8 horas.
[2] Según expone por Francisco Fernández García, estudioso y archivero en el Archivo Municipal de Caravaca de la Cruz , ver

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